Fuimos 40. Número simbólico que representa el cambio, el paso
de un período a otro, los años de una generación…
¿Casualidad?
En Riaza pasamos el mejor día lluvioso de la primavera. Bebimos
vino y gaseosa y comimos empanada (mucha), embutido
(también de Jabugo), ensaladas varias… Hasta ¡bacalao
con tomate! Fresón, plátanos, bizcocho…
Y nos reímos mucho, hablamos muchísimo y cantamos aún más.
Bueno, más bien Juanjo, que ya nos advirtió al comienzo
de su “conciertazo” de que no iba a parar hasta
que no se lo pidiéramos. Y cumplió. El problema
es que queríamos más y más.
Y él (y su guitarra) nos hicieron recordar canciones y poesía,
y amistad, y reencuentros. Y aprendimos nuevos estribillos
para Guantanamera (Fidel, Fidel; o Cuba socialista),
y nuevas cosas… Aprendimos, por ejemplo, a merendar
bajo una lluvia torrencial bajo un simple plástico
que alguien previsor compró camino de Riaza y que
las predicciones de “abundantes lluvias” no iban
a poder con las ganas de vernos.
Y conocimos nuevos compañeros y nuevas compañeras que, como
cada uno y cada una de nosotros y de nosotras, nos
juntamos hace más de 30 años para trabajar por la
libertad. Y recordamos a quienes estaban y a quienes
se fueron…
Un sábado 16 de junio, el día en el que se constituían los
nuevos ayuntamientos (en tiempos difíciles para
la democracia por la crispación “impuesta” por los
de siempre), nos volvimos a arrimar simplemente
para decirnos que seguimos aquí. Con canas, pero
aquí. Con la misma solidaridad y cariño que hace
más de 30 años. Y acordándonos de los y las camaradas
de Barcelona, de Sevilla, de Bilbao, de Alicante…
Alegría, proyectos, recuerdos, impresiones, camaradería… Sentimientos
que, muy pronto, volveremos a compartir por tierras
andaluzas.