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La Unión del Pueblo

Presentación

Por fin hemos conseguido colgar en la web de la Asociación la colección casi completa de la Unión del Pueblo y a mí me ha tocado hacer una presentación y no lo puedo evitar, se ve que me estoy haciendo mayorcito, tengo que empezar con un recuerdo que de cuando en cuando me viene a la cabeza.    

Un domingo por la mañana, era abril del 77, un grupo de camaradas estábamos en el Rastro (1) vendiendo El Correo  del Pueblo, se trataba de dar a conocer nuestra posición ante los momentos que se estaban viviendo y exigir nuestra legalización. La maniobra reformista estaba avanzando, la iniciativa política correspondía a los herederos de la dictadura que previsiblemente iban a “imponer” (lo estaban haciendo ya) sus condiciones entre las que se encontraban una ley electoral “a la medida” y una política de acuerdos políticos y sociales con la izquierda reformista, que esta  aceptaba y vendía como si se tratasen de grandes triunfos democráticos y que entre otros efectos  mantenían en la ilegalidad a la izquierda revolucionaría.


Eloy, con su particular forma de explicar a los camaradas las cosas importantes (para los que no le conocéis; una entrañable mezcla de seriedad y respeto) me dijo que este era el último CORREO que vendíamos. Tras los acuerdos de unificación entre el PTE y el PCU el periódico iba a pasar a llamarse la Unión del Pueblo y efectivamente a los pocos días el contacto (el correo del CORREO) habitual para estos menesteres -todavía nos desenvolvíamos en unas condiciones  de semiclandestinidad- entregó los ejemplares de la primera Unión. Nos reunimos el pequeño grupo de camaradas que militábamos en nuestro centro de estudios y fue tremendo:  vimos el nuevo formato y la cabecera y se nos iluminaron a todos las caras y sin leer con un mínimo de detenimiento el periódico nos pusimos a distribuirlo, supongo que sería la novedad pero en un descanso entre clases, no más de un cuarto de hora solo nos quedaban 3 números que, previo pago,  nos distribuimos entre nosotros, mal porque éramos  4 como ya dije.


Cuando acabaron las clases aquella noche nos reunimos en un bar cercano con algunos simpatizantes  para celebrar y comentar un poco el asunto. 


Bueno, no solo había cambiado el nombre de periódico; lo del emblema tras la unificación ya lo sabíamos pues habíamos salido a la calle con él  en nuestras banderas entre lo del Rastro y la venta de la primera Unión; cambiaba  el formato,  cambiaba la estructura, cambiaba el precio (de 10 a 15 pelas), cambiaba la periodicidad (de mensual a semanal) y comentamos que tras la reciente experiencia de aquella tarde cambiaba hasta la forma de venderlo y la verdad es que no estábamos muy descaminados.


El periódico había sido siempre  un elemento central de nuestra actuación política, el Mundo Obrero Rojo,  El Correo del Pueblo  no solo habían sido solo el elemento básico de propaganda y agitación, habían sido una herramienta para hacer partido en todos los sentidos y el partido estaba intentado adecuar el periódico a la nueva situación en la que nos encontrábamos.


Lo primero fueron  las elecciones, las condiciones eran difíciles, todavía éramos ilegales, los medios eran muy pocos, a parte del esfuerzo (enorme para nuestras fuerzas), del buen rollo, de  la buena voluntad, el sentido del humor ante las dificultades  que de eso no faltaba, la cobertura que recibíamos de los medios de comunicación era ridícula, cuando no abiertamente malintencionada y manipuladora, ciertamente no creo que nadie en su sano juicio esperase otra cosa.


Pero teníamos la oportunidad de dirigirnos al conjunto del pueblo en unas condiciones que hasta entonces no habíamos conocido, nosotros pensábamos que entre otras cosas teníamos nuestro periódico y lo cierto es que durante toda la campaña el equipo de la Unión, con una absoluta puntualidad,  acudía con sus 8 hojitas a la cita  que tenía con el partido y en 8 hojas se las componían para explicar el programa del F.D.I. y la posición del partido ante los más variados asuntos, que para eso el periódico se había estructurado en secciones,  e informar de la actividad electoral; es verdad que muchas veces con exageraciones y utilizando un lenguaje que no acabábamos de dejar atrás que incluía la utilización de ciertos adjetivos, cada vez que veía aparecer “grandioso” yo me desternillaba.


Al día de hoy todavía recuerdo, creo que a todos los que participamos en aquella campaña nos pasa lo mismo, el sonido de la música del F.D.I.  (de la machacona música del F.D.I) mezclada con  las voces de los equipos de venta de la Unión anunciado  a gritos el periódico,  haciendo hincapié en los titulares y en los contenidos.


Las elecciones  salieron como salieron,  que  le íbamos a hacer, pero buscamos lo positivo en el fracaso electoral (y yo entiendo que era lo correcto). Habíamos sufrido una  derrota  pero durante la campaña electoral habíamos sido capaces de contactar con amplios sectores de la población, habíamos recogido un buen número de votos,  votos que no se habían transformado en diputados (otros partidos con menos o un número similar habían obtenido incluso varios) entre otras cosas por la “especial” Ley Electoral, el partido estaba experimentado un importante crecimiento,  ya éramos legales y quedaban muchas luchas que pelear. La primera, que no la única pues teníamos abiertos muchos frentes, resistir a lo que luego se llamaron los Pactos de La Moncloa. El partido tenía que prepararse  y una de las medidas que se adoptaron fue el desarrollo de la Unión, en aquella época tuvimos la ocasión de conocer a algunos de los camaradas que hacían el periódico y que  hasta entonces habían permanecido en la clandestinidad, en realidad yo que recuerde solo conocía hasta entonces  y por referencias, a Mario Rodríguez Aragón pues se había anunciado que era el director y al bueno de  Mauricio que desde que mínimamente se pudo veíamos con su cámara trabajando.

La Unión comenzó a crecer (también de precio, subió con el tiempo a 20 pesetas)  y a cambiar, lo hizo en todos los sentidos, por cambiar cambió hasta el color del papel y la tipografía, aumentó el número de páginas, me parece que llegó a haber números con treinta y dos páginas y hubo creo recordar varios suplementos,  la extensión y el número de secciones. El tratamiento de la información aunque  no dejaba de ser prensa de partido y desde esa perspectiva  siempre que el asunto, el  tiempo disponible y los medios lo permitían la información (2) recibía  un tratamiento periodístico. La Unión se iba convirtiendo en un medio ágil y atractivo  dentro de las posibilidades que se tenía, a la vez que iba creciendo el equipo de personas necesarias para su confección;  a los veteranos del Correo -nos los menciono por temor a olvidar alguno y porque seguro que no los llegue a conocer a todos (que eran unos clandestinos)- se iban incorporando camaradas que por haber militado en Universidad  si conocía.


 Lo que no cambió fue ni el esfuerzo  del equipo que confeccionaba el periódico, ni el esfuerzo del conjunto de la organización para sacar adelante el emprendimiento. Alguna vez que quedábamos con alguien que trabajaba en el periódico, como la fecha coincidiese con el cierre de la edición lo más fácil no es que llegase tarde, es que no llegase a la cita y si llegaba, llegaba  muy, pero muy cansado, pero casi siempre muy contento y sin parar de hablar del trabajo que se había hecho.  A los que habéis militado en el partido o la joven por aquellas fechas no hace falta que os recuerde el esfuerzo que durante todas la semanas, casi todos los días, se debía de hacer para distribuir el periódico. Me parece recordar que al menos en Cataluña se contactó con una distribuidora para que este trabajo se pudiese “industrializar” por así decirlo, también creo recordar que se nos informó que se estaban obteniendo unos resultados más que satisfactorios trabajando de esta manera  pero que la empresa ante la envergadura que alcanzaba la distribución decidió echarse atrás. El caso es que una buena parte de nuestro esfuerzo militante se empleaba  en salir a la calle con un fajo de Uniones sobre el antebrazo para venderlas. Seguro que Lucas se acuerda de todas las tardes que pasamos en las escaleras del metro de Plaza de España voceando la Unión, yo lo que sí recuerdo era lo gratificante que resultaba que cuando aludías a algún contenido alguien se dirigiese a ti para comprar el periódico porque de lo se estaba hablando le importaba de verdad. 


En fin, todos sabemos que vino  después de los 93 números de La Unión, bueno después vino Yesca pero ahora no me estoy refiriendo a eso y de eso ya nos ocuparemos. Me refiero a las pequeñas victorias y a las sucesivas derrotas o…no, cuando estaba escribiendo esto un antiguo camarada nos llama a casa y nos dice que bajemos, que en Sol (vivimos cerca) ha habido una manifestación (3) muy nutrida (en la radio se habla de más de 25.000 manifestantes) de jóvenes protestando contra la birria de Sociedad en la que vivimos y…nos bajamos ahora mismo.


Miguelito

(Organización Universitaria de Madrid)


Madrid 15 de mayo de 2011

 

(1)  Estábamos en la Ribera de Curtidores, en la placita que hay a la altura de lo que se llamaba entonces la tenencia de alcaldía municipal aunque al principio pensábamos instalarnos en Cascorro, pero allí había ya otro grupo del partido haciendo lo mismo. Hasta hacía poco había sido frecuente que ante cualquier aparición pública de nuestro partido  o de otras organizaciones de la izquierda revolucionaría, la policía respondiese con detenciones, a veces tampoco hacía falta una aparición en público para que actuasen así.


(2) Me estoy refiriendo aquí a algunos artículos  sobre asuntos internacionales. Hubo algunos, como por ejemplo los referidos a la  situación en Rumania, que fueron cuanto menos discutibles, por no decir que de traca.


(3) Por favor, que nadie diga que la manifestación ha sido “grandiosa.


 

La Unión del Pueblo